Personalmente
soy una persona a la que le gustan las alturas. Me gusta ver lo
pequeño e insignificante que es todo a ciertos metros de distancia
sobre el suelo. Cómo las vistas que tenemos cuando miramos por la
ventanilla de un avión mientras está volando para llevarte a tu
próximo destino o simplemente cuando estamos haciendo una excursión
por la montaña subiendo a la cima de ésta. Y es que creo que desde
las alturas podemos pensar las cosas con verdadera claridad. Los
problemas que tenemos van disminuyendo a medida que vamos subiendo
más alto, hasta llegar a un punto que, le encontramos la solución
correcta. Descubrimos la importancia de los actos y personas que
realmente la tienen, y no a tonterías del momento. Y nos damos
cuenta de lo fácil que es ver nuestra ciudad desde las alturas, y lo
difícil que es la convivencia en ella.
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