La dependencia en relación a una persona, cosa, lugar, animal, vegetal, o a cualquier idea en general es algo absurdo y un claro signo de debilidad. Cualquier vínculo con cualquiera de las anteriores menciones es única y exclusivamente culpa de aquel que se vincula y, por tanto, no se puede culpar al "objeto" de dependencia si éste desaparece. A no ser que el que crea el vínculo sea suficientemente poderoso o sepa ejercer el poder del que dispone sobre el vinculado debidamente y, por tanto, este último no quiera, pueda o crea no querer escapar de dicho "vinculador", ese objeto es totalmente libre de salir de la vida del primero.
En
resumen: no se puede retener a nadie si no se tiene el poder necesario,
y el dolor emocional que provoca la pérdida (nacido de un primer
vínculo emocional) es totalmente culpa de aquél que se ata a cualquier
otra cosa que no sea sí mismo. Es decir, que los vínculos emocionales
son absurdos.
Aún con todo, son inevitables. Buscamos la autodestrucción. Por eso somos... humanos.
Flor de Ren
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