Todas las personas nacemos, vivimos y morimos; pero en ningún momento se determina el tiempo que viviremos, lo que haremos para que esa vida sea más larga, o para acortarla. Puede ser trivial pero ¿os imagináis como puede cambiar vuestra vida e ir en una dirección diferente por un simple gesto, como cruzar la calle justo antes de que el semáforo esté en rojo o esperar a que vuelva a ponerse en verde? Podríamos hasta morir al elegir una de las posibilidades. ¿Está entonces escrito que un día en concreto moriremos? Y si fuese así eso solo nos lleva a preguntarnos ¿Quién dicta nuestro destino? ¿Algún tipo de fuerza divina más allá de la ciencia? ¿Dios? Es un callejón sin salida. En conclusión para mi, el destino no debería estar marcado, entonces nunca podríamos disfrutar de nuestra vida. No serían elecciones nuestras. Cuando veo a un niño pequeño lo que me gusta pensar es "tiene toda la vida por delante, cometerá errores, disfrutará victorias, amará, aprenderá, enseñará, VIVIRÁ”. Vivirá él, elegirá él su camino. Y sea el que sea su final, él habrá pagado por ese final durante su vida. Su historia. ¿Sería útil poder elegir entre los diferentes caminos que podemos seguir, y quedarnos con el que nos lleve al mejor final? Eso no sería vivir. No gozaríamos de los primeros momentos. No habría sorpresas. Sería condenadamente aburrido. No nos preocuparíamos por alargar nuestras vidas. Pues yo sí quiero escribir mi historia. Haber pagado por cada castigo que me de la vida. Haberme ganado las sopresas que me vengan. Por eso la fotografía. Un “ave” con las manos. Definimos nuestro final con cada paso. Cada día. Cada minuto. Cada gesto. Indiscutiblemente si eso nos conduce a un final trágico, somos libres.
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Todas las personas nacemos, vivimos y morimos; pero en ningún momento se determina el tiempo que viviremos, lo que haremos para que esa vida sea más larga, o para acortarla.
Puede ser trivial pero ¿os imagináis como puede cambiar vuestra vida e ir en una dirección diferente por un simple gesto, como cruzar la calle justo antes de que el semáforo esté en rojo o esperar a que vuelva a ponerse en verde? Podríamos hasta morir al elegir una de las posibilidades. ¿Está entonces escrito que un día en concreto moriremos? Y si fuese así eso solo nos lleva a preguntarnos ¿Quién dicta nuestro destino? ¿Algún tipo de fuerza divina más allá de la ciencia? ¿Dios?
Es un callejón sin salida.
En conclusión para mi, el destino no debería estar marcado, entonces nunca podríamos disfrutar de nuestra vida. No serían elecciones nuestras.
Cuando veo a un niño pequeño lo que me gusta pensar es "tiene toda la vida por delante, cometerá errores, disfrutará victorias, amará, aprenderá, enseñará, VIVIRÁ”. Vivirá él, elegirá él su camino. Y sea el que sea su final, él habrá pagado por ese final durante su vida. Su historia.
¿Sería útil poder elegir entre los diferentes caminos que podemos seguir, y quedarnos con el que nos lleve al mejor final? Eso no sería vivir. No gozaríamos de los primeros momentos. No habría sorpresas. Sería condenadamente aburrido. No nos preocuparíamos por alargar nuestras vidas.
Pues yo sí quiero escribir mi historia. Haber pagado por cada castigo que me de la vida. Haberme ganado las sopresas que me vengan.
Por eso la fotografía. Un “ave” con las manos. Definimos nuestro final con cada paso. Cada día. Cada minuto. Cada gesto. Indiscutiblemente si eso nos conduce a un final trágico, somos libres.
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