Evidentemente, soy. Sí, soy un cuerpo en la Tierra y, por tanto, en el Universo. Soy un hombre, animal racional. Pienso y como decía el filósofo francés Renato Descartes, “pienso, luego existo”. Si pienso, decido, y con este acto se construye gran parte de mí. Casi puedo afirmar que en este mismo momento soy las decisiones que he tomado y las que tomo. Decisiones que me brindan un cierto grado de experiencia y sabiduría, como cuando un conjunto de decisiones se convierten en hechos y se juntan en un mismo punto, yo. También soy dependiendo de mi entorno -un niño de Suiza no está forzado a tomar las mismas decisiones que uno de Zambia, por lo cual la experiencia será diferente-. Otro filósofo el español José Ortega y Gasset dijo: “Yo soy yo y mi circunstancia”.
A lo largo de mi vida he ido tomando decisiones, como cualquier otro ser humano, sin percibir mayor trascendencia que la evidente en el momento. El azar te plantea en ocasiones dos caminos, o más. Dependiendo de la cultura, de mis conocimientos, de mi experiencia puedo y podré elegir qué camino tomar. En otras ocasiones sólo percibo un camino, pero también es mi decisión, andar o detenerme. Seguir buscando e intentar crear una nueva opción o, por el contrario, abandonar y continuar por lo fácil o evidente.
Defiendo mi derecho, nuestro derecho, para decidir. Si el entorno nos prohíbe pensar o decidir y aceptamos esa imposición, en ese momento, dejamos de ser “yo” para convertirme en “él”, en otro. Creo que somos, en esencia, nuestras decisiones, nuestras ideas , nuestra voluntad.
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Evidentemente, soy. Sí, soy un cuerpo en la Tierra y, por tanto, en el Universo. Soy un hombre, animal racional. Pienso y como decía el filósofo francés Renato Descartes, “pienso, luego existo”. Si pienso, decido, y con este acto se construye gran parte de mí. Casi puedo afirmar que en este mismo momento soy las decisiones que he tomado y las que tomo. Decisiones que me brindan un cierto grado de experiencia y sabiduría, como cuando un conjunto de decisiones se convierten en hechos y se juntan en un mismo punto, yo. También soy dependiendo de mi entorno -un niño de Suiza no está forzado a tomar las mismas decisiones que uno de Zambia, por lo cual la experiencia será diferente-. Otro filósofo el español José Ortega y Gasset dijo: “Yo soy yo y mi circunstancia”.
A lo largo de mi vida he ido tomando decisiones, como cualquier otro ser humano, sin percibir mayor trascendencia que la evidente en el momento. El azar te plantea en ocasiones dos caminos, o más. Dependiendo de la cultura, de mis conocimientos, de mi experiencia puedo y podré elegir qué camino tomar. En otras ocasiones sólo percibo un camino, pero también es mi decisión, andar o detenerme. Seguir buscando e intentar crear una nueva opción o, por el contrario, abandonar y continuar por lo fácil o evidente.
Defiendo mi derecho, nuestro derecho, para decidir. Si el entorno nos prohíbe pensar o decidir y aceptamos esa imposición, en ese momento, dejamos de ser “yo” para convertirme en “él”, en otro. Creo que somos, en esencia, nuestras decisiones, nuestras ideas , nuestra voluntad.
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