En esta fotografía, los protagonistas son dos ositos de peluche, alrededor de ellos, un entorno muy familiar e infantil, pero un tacón de mujer desorienta al espectador. ¿Qué querrá comunicarnos? Como bien dice el título, en la fotografía he querido reflejar la inocencia, simbolizándola con los ositos de peluche, porque nos recuerda a nuestra infancia, cuando todos éramos ingénuos,y el segundo elemento, el zapato de tacón de una mujer, que al parecer se dispone a pisar a los ositos, simboliza la madurez y la responsabilidad de los adultos.
Pero mi perspectiva en esta imagen va más allá hemos dicho que todos los niños són inocentes, pero cuando uno crece, la inocencia a veces desaparece, y cito a veces, porque hay personas que siempre la tienen presente, es decir puede existir una persona que con 50 años siga siendo pura como un niño de 7, en cambio puede existir otro que con la misma edad, no le quede ni rastro de ello.
Entonces viene mi pregunta, ¿dónde se aleja esa inocencia?
Creo que todas las personas adultas o no, tienen que conservar una parte de su inocencia, porque por muy maduro que puedas ser o llegar a ser, lo que te caracteriza como persona es la candor, ingenuidad, pureza, sencillez... y lo que nos recuerda a menudo que hemos tenido infancia.
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En esta fotografía, los protagonistas son dos ositos de peluche, alrededor de ellos, un entorno muy familiar e infantil, pero un tacón de mujer desorienta al espectador. ¿Qué querrá comunicarnos? Como bien dice el título, en la fotografía he querido reflejar la inocencia, simbolizándola con los ositos de peluche, porque nos recuerda a nuestra infancia, cuando todos éramos ingénuos,y el segundo elemento, el zapato de tacón de una mujer, que al parecer se dispone a pisar a los ositos, simboliza la madurez y la responsabilidad de los adultos.
Pero mi perspectiva en esta imagen va más allá hemos dicho que todos los niños són inocentes, pero cuando uno crece, la inocencia a veces desaparece, y cito a veces, porque hay personas que siempre la tienen presente, es decir puede existir una persona que con 50 años siga siendo pura como un niño de 7, en cambio puede existir otro que con la misma edad, no le quede ni rastro de ello.
Entonces viene mi pregunta, ¿dónde se aleja esa inocencia?
Creo que todas las personas adultas o no, tienen que conservar una parte de su inocencia, porque por muy maduro que puedas ser o llegar a ser, lo que te caracteriza como persona es la candor, ingenuidad, pureza, sencillez... y lo que nos recuerda a menudo que hemos tenido infancia.
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