Algo sin sentido.
Mantenerse
a la altura de las estrellas. Fijar la mirada en el cielo. Me quedo con
los ojos envueltos de tristeza. De angustia y melancolía. Me doy cuenta
que ya son las cuatro de la mañana. El sonido de las teclas del piano,
hermanándose las unas con las otras. Abres los ojos y te das cuenta de
que todo sigue igual que hace un minuto. Que nada ha cambiado, que la
vida sigue y que nada dura para siempre. Entonces te pones a pensar.
Cojes
la tinta de cada gota de sangre, escribes, y cada palabra es un
sufrimiento menos. Escribiría diez páginas más con mi propia sangre. Mi
propia pureza.
Hoy,
es un día de verano como cualquier otro. Vas en busca de inspiración.
Te encuentras pero no te consigues buscar. Lo miras todo pero no ves
nada. Qué será de hoy si ayer fue un mañana.
Qué
hago apollada en la cornisa mirando la luna si ya no escucho el ruido
de la ventana caer sobre la lluvia. Me contradigo porque hay veces en
las que ya no sé ni lo que escribo. Me paro a pensar qué clase de
artista soy yo. Qué clase de persona soy que no sabe ni lo que hace. Que
hay momentos en los que ni yo sé qué hago. Hay momentos en los que no
sé ni cómo me siento, ni qué quiero ni qué soy.
Si
algún día lees esto, solo quiero que entiendas que muchas veces... un
artista simplemente se desahoga de la mejor forma posible. Porque al fin
y al cabo cada mente no es un mundo, es una galaxia. Y solo las
estrellas nos pueden guiar por nuestro camino. Pero lo más emocionante
es poder crear tu propio espacio y tiempo. Porque no voy a consentir
tener un destino escrito en un libro poniendo qué voy hacer quién voy a
ser y cómo voy a morir. Yo escribo mi propio destino.
Y
si realmente estoy destinada para el arte es porque yo lo siento.
Porque yo lo noto. Es algo que recorre por mis venas. Nací para esto.
Ahora
me marcho, pero volveré pronto. Y te prometo que haré todo lo posible
por verte mejor que hoy. Solo decir que las margaritas son frágiles
hasta que una bomba nuclear no consigue destruirlas. Así eres tú... una
margarita frágil por fuera con armadura de hierro por dentro.
Y
saber que solo tus lágrimas de acuarela consiguen pintar tu hermoso
lienzo en blanco. Porque la vida es demasiado gris para tan poco
arcoíris en tus ojos. Sonríele al que te haga sentir realmente mal.
ISALO
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