Nos pasamos toda nuestra vida intentando
convencernos que hay que conseguir algo específico para llegar a la felicidad.
Pero… ¿Hace falta conseguir alguna cosa especial? Desde mi punto de vista, las cosas
que le damos menos importancia son las que más nos hacen felices, y nosotros ni
nos damos cuenta porque estamos emperrados en conseguir el objetivo.
Por ejemplo,
un bebe es inmensamente feliz cuando ve a su madre haciendo caritas para él;
una pareja de ancianos que hacen 60 años juntos y siguen enamorados como el
primer día; hasta cuando dos amigos se reencuentran después de mucho tiempo.
Todos ellos son felices con poco, por esa
causa tendríamos que ser felices y no intentar llegar a algo para conseguirlo,
y más en los adolescentes, entender que las pequeñas cosas de la vida, son los
momentos que más felices tendríamos que estar en vez de estar encerrados en la
soledad.
Solo hace falta sentarnos y observar a tu
alrededor; a tu familia; tus mejores amigos; tus mascotas; recordar ese recuerdo
que te hace sonreír; a la suerte que tienes de vivir en un mundo.
Cuando
entiendas que no hace falta nada para ser feliz, entonces será en ese momento
cuando dejaras de buscar y empezaras a serlo.
Ega
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